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Location: Guecho, Vizcaya, Spain

Monday, January 24, 2005

Terapia sexual

Si tienes el nacionalismo inflado, si padeces de hipernacionalitis, una enfermedad simplona, tu sexualidad padecerá las consecuencias pues toda esa sangre inútil que inflama la parte más superficial del cerebro podía estar en otro sitio más práctico. ¡cuánta energía perdida!

Ignoro si el patriotismo se encona tras la abstinencia sexual, pero me asombra la cantidad de asexuados que hay entre los patriotas, los nacionales, los épicos... el propio Hitler. ¿Cómo andará nuestro Arzallus? Ese rictus facial le delata: una erección descolocada, entre ojo y ojo, le produce una falsa percepción de la realidad cuyo primer síntoma es el nacionalismo. Su cerebro erecto está impedido para la reflexión. No hay sitio para la duda ante semejante presión.

¿Son sexualmente activos nuestros políticos o esa tendencia a la hipérbole y al victimismo se debe a una especie de coma lácteo que nubla las ideas? Hay mucho ex-seminarista asexuado. Escuchas sus declaraciones... suena tosco, vulgar, pero no hay otra forma de decirlo: tienen la erección donde no deben. Básicamente eso es el fanatismo: un cerebro erecto. Empalmado. Incapaces de levantar otra cosa, levantan sus trapos de colores, sus consignas, su violencia. Una erección equivocada. Sí, realmente, el Kamasutra jamás podría haber sido una manifestación cultural del Pais Vasco. Pero bueno, tenemos los chipirones y el queso idiazabal. Lo peor es que lo dicen en serio.

Y ¿qué es de la persona que más sufre esta situación? ¿Satisfacen nuestros políticos a sus parejas? ¿Qué pueden decir la mujer de Arzallus o la de Ibarretxe? La de Txomin Ziluaga ya sabemos lo que dijo (se fugo con otra). En serio ¿qué dice la mujer vasca? Tan buena madre, tan buena esposa... ¡pedazo de cartón piedra sin fantasía! Ya lo decía Emilia Pardo Bazán hace más de 100 años: "Ardientes en lo político, rígidas en lo pasional, en lo sexual... en la vida". Y ¿los hombres? Nos asustan, así que nos cobijamos en la cuadrilla para cantar a coro y comer alubias.

A falta de otras excitaciones se nos empalman los sesos en causas payasas que creemos enormes. Quizá el patriotismo sea una vía de escape a la imposibilidad sexual. Es más quizás nuestras creencias, nuestra visión de las cosas y nuestra subjetividad se vean afectadas por la falta de desarrollo sexual. Tal vez incluso exista un mecanismo biológico y el patriotismo sea únicamente una manifestación de la enfermedad. El nacionalismo como una perversión, una desviación sexual, una erótica equivocada: nada de sexo. Sólo patria. Inflamación de la identidad como inversamente proporcional a la actividad sexual. Por fuerza, alguien tan utópico ha de tener una realidad patética. Pienso en los skinheads, en los ultrasur, con toda su simbología y, aunque acojonen, no puedo evitar sonreírme por dentro. Otros, pienso.

Así que finalmente va a resultar lo que todos sospechábamos: la violencia es... una mariconada. Un polvo frustrado entre hombres que se integran en la violencia cobarde sobre terceras personas. Incapacitados para la amistad pegan un tiro en la nuca a un tercero con la excusa de cualquier causa inventada.

El fanatismo es un pensamiento erecto a falta de otras erecciones. ¿De cuales? preguntará Arzallus. ¿Qué otras erecciones? ¿Que todo lo que escribo suena a insulto...? contra el fanatismo religioso, de esta causa payasa a los vascos libres sólo nos queda la herejía. Al menos, nos queda el intimo placer... cuando les escucho pienso... je, je... ¡un hombre satisfecho no dice esas cosas! La tranquilidad que te da un buen polvo, incluso uno malo, te hace amar lo cotidiano y no querer hundirte en esas identidades colectivas ridículas ni definir el ser en el nosotros. Una panda de asexuados. Pajeros en buen castellano.

Cierto, hay gentes a las que les queda grande la vida.