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Friday, April 18, 2008

El Tuning

Le vi de reojo por el retrovisor, venía con la identidad pasada de vueltas, frenó y se me colocó al lado con el euskera a todo volumen, acelerando en vacío cuando no venía a cuento, me miraba como diciendo, “Aquí estoy yo, mira que estupendo trabajo he hecho conmigo mismo”. Y realmente tenía razón. Era uno de estos españolitos tuneado de jatorra. Yo me preguntaba ¿por qué los tunetes son tan exhibicionistas?

Supongo que por la misma razón que las mujeres que se operan prefieren ropas apretadas. Después de pasar por quirófano no iban luego a caminar cheposas, con túnicas y chotoburkas. ¡Con lo que debe de doler! Como a más dolor más exhibición, y hasta la Malena Gracia es más discreta que estos macarras étnicos, es fácil deducir, por lo que dan la nota, que el tormento que se han auto-infligido para amputarse su hispanidad ha tenido que ser desgarrador.

Aunque tuneo y discreción sean incompatibles hay algo que sí les reconozco: el esfuerzo. Ellos sí que se consideran a sí mismos vascos. No como esos vascos de apellido y carburador Rh que les han dado todo mascadito, y no han tenido que esforzarse lo más mínimo. Tiene mucho más merito tunear un SEAT Panda que un Ferrari. Y en esto, estoy con el españolito, hay que valorarlo. Porque un tipo capaz de convertir su despreciable hispanidad en vasquidad tiene bastante más mérito que un vasco que sólo lo es por serlo de cuna. Demuestra una voluntad inquebrantable en ser lo que no es. Aunque luego nos de la risa cuando coincidamos en el semáforo con un panda verde fosfo y tengamos que bajar la mirada por la cosa ésta de la vergüenza ajena. Algo de lo que el españolito carece.

El españolito español tunea su identidad, se pone el kit del olentzero al completo y va tan campante por la nacional creyéndose que ha convertido el panda en un Rolls. Cuando realmente ha hecho lo contrario. Ha reducido la persona a un estereotipo. Pero da igual, porque el hecho triste y objetivo es que aunque fuese un Hispano Suiza el españolito se tendría a sí mismo por un SEAT y Panda. Puaj, no es importado.

Pero él es feliz porque le han dicho y ha creído, que esa aerodinámica social conseguida tras lijar y pulir su españolidad, esos alerones horteras, esos desmedidos Egunones que eructa en los bares, le dan más estabilidad en las curvas sociales. Así se pone unos pendientes como se pone unas llantas de perfil bajo que tampoco sirven para nada, salvo para demostrar devoción en la reunión tunera del año: el Aberri Eguna. En la que todos ponen en fila su identidad de poliuretano para que le hagan la revisión. Un ejercicio de ostentación de las despersonalizaciones mejor conseguidas. Se pueden observar verdaderas maravillas. Una auténtica ITV social en la que te dan el visto bueno para circular por las suculentas carreteras de la administración vasca. Con el depósito hasta arriba de contratas públicas, de puestos de trabajo para los hijos, de subvenciones para inútiles… Es por eso normal que el españolito dedique todo su esfuerzo a tunearse y convertirse en lo que no es.

En realidad el tuneo del españolito sigue una lógica inversa al tuneo de vehículos. Porque con el identituning no se trata de tener identidad, sino de ser idéntico. Así, mientras a unos agarran un coche de serie y lo personalizan hasta extremos ridículos, los otros partiendo una identidad completamente individualizada, la tunean hasta convertirla en una de serie. Realizan esfuerzos titánicos en despersonalizar su identidad hasta lo irreconocible. La cosa es desespañolizarse como sea. “Antes muertos que españoles” parece ser su motto (no sé si se escribe así).

Deberían editar un bricomanía étnico oficial y revistas de identituning. En la que se sistematizasen todos los trucos para desidentizarse. Porque a uno, a estas alturas de la vida le gustan las cosas claras, y le interesa saber cual es el tuneo mínimo necesario para sobrevivir socialmente. Si me basta con el euskera de euskaltegui, o necesito un vizcaino de cuna como el que utiliza Atutxa ante los jueces, y si en caso de carecer de éste puedo compensarlo con agujerearme las burejas. Y si tengo que ponerme más aros y más grandes cuanto más apañol sea. Entenderán, por fin, por qué algunos llevan hulahops en las orejas. O si me basta con escupir un par de eslóganes o me exigen una lobotomización completa e inmaculada a lo Patxiputxi. ¡Que hablen claro! Yo quiero un impreso que soy muy cuadriculado. Patxiputxiiii ¿andas por ahí? ¿A qué oficina te acercaste? ¿Qué requisitos te exigieron para convertir a tus hijos burgaleses en vascos fetén? ¿Tenías enchufe en la ITV? ¿Fue suficiente el berriguna o tuviste que sudártelo en una Korrika? Tío, comparte información. Yo entiendo que a más España, más esfuerzo, así que lo tuyo ha debido de ser épico.

En el fondo, a mí lo que me fastidia es tanta inseguridad. Que redacten de una vez las reglas del tuneo. Porque veo que hay gente que se pasa y gente que no llega. Nos ahorraríamos todos mucho esfuerzo inútil.

En fin, el hecho triste, es que da igual que el españolito sea un Hispano-Suiza o un Panda, porque si él se tiene a sí mismo por un SEAT Panda se comportará como tal. O igual ni eso. Igual el españolito es sólo una goitibera que estos estupendos PNuveros carrozan a discreción. Ellos deciden la moda tunera, lo que se va a llevar cada temporada, victimismo rojo o rosa, frases hechas otoño-invierno, milenarismo de anteayer… Ejercen el control social de la apariencia como una tenaza.

Y de paso mandan.

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