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Thursday, July 07, 2011

En ocasiones oigo voces (El lenguaje de la identidad 1ª parte)

Muchas gentes modifican la idea de sí mismos cuando se integran en el sistema de producción. Lo he visto. Gentes que se hacen conformistas y se adecuan al Nosotros que detectan como mayoritario, gracias al cual van a sobrevivir y ascender profesionalmente. También es verdad que muchos regresan a la condición de individuo cuando se jubilan. Tienen ya la supervivencia material asgurada y pueden escapar del campo de fuerza de la pertenencia. A algunos cierta vanidad histórica les impide este momento de redención, pienso en Felipe González cuya falsa jubilación es una etapa más en la degeneración que ha sido parte de su vida, pero para otros llega un momento extraño en la introspección y de ajuste de cuentas consigo mismos. Se escapan del Nosotros y parecen recuperar su obligación para la comunidad humana en general. Es entonces cuando son capaces de lo mejor. Un ejemplo conocido de intelectual redimiéndose a golpe a articulo de cada una de sus anteriores sinsorgadas gregarias es Joseba Arregi, aquel Consejero de Cultura del Gobierno Vasco que quería que sus hijos sólo supieran eusquera y alemán. Y que hoy se supera cada día en sus artículos. Un caso parecido parece ser el de Connor Cruise O´brien.

He disfrutado leyendo su libro Voces Ancestrales – Connor Cruise O´brien, recomendado por alguien en el blog de Santiago González. Imprescindible el capítulo dedicado a Patrick Pearse. También la interpretación del autor del Plan de Paz irlandés pone los pelos de punta. Pero lo imprescindible es su constatación de que bajo el lenguaje formalmente profano, ilustrado, ciudadano y aparentemente republicano persisten y dominan conceptos mágicos. Llega aquí más lejos que Orwell y su lengua del no-pensamiento. Connor se acerca más a explicar la lengua de la identidad, la lengua religiosa creadora de Nosotros.

Aunque después la caga, porque él mismo recurre a un concepto cuasimágico: “Voces Ancestrales” una metáfora que poco ayuda a explicar al hombre. El nacionalismo entra dentro de eso que llamamos irracionalismo, toda un área de conductas, sentimientos, reacciones… que continuamos sin entender. Exponer al vampiro, a los espíritus, a las voces ancestrales… a la luz del día es lo mejor para terminar con ellos. Mal vamos si tenemos que recurrir a la poesía. Y esto es lo malo, que el concepto “Voces Ancestrales” tiene un significado ilustrado imposible. Es bastante inútil para que los hombres que las oyen se entiendan a sí mismos y las acallen. Su poder como conjuro científico contra las sombras es muy limitado. De una utilidad práctica nula.
Además, es un concepto que da lugar a equívocos. Porque, a ver, ¿cuáles son los ancestros que susurran al siniestro inconsciente de Troitiño o de Ignacio de Juana Chaos? Todos menos los suyos. Obvio. Y a más del 90 % de la población del País Vasco. O incluso al 100%. Todos tienen que discriminar a algunos ancestros para escuchar a los que están de moda. El propio Arzalú, principal intérprete del pasado y el sentido de la historia gregaria, debe de hacer esfuerzos desmedidos para acallar la voz de su ancestro más cercano: su papá. O sea, que de ancestrales esas voces poco. Son más bien fantasmas modernos disfrazados de atavismo.

“Voces ancestrales” como concepto deja mucho que desear. Es tan poético, como poco científico. A no ser que admitamos el espiritismo como modalidad política y confiemos en la ouija, en la lectura de los posos de café o en la filología. Habría que hacer un esfuerzo por darle un contenido más comprensible a la metáfora. Es verdad que su supuesto equivalente científico “inconsciente colectivo” es igual de chamánico y críptico. Con lo fácil que resulta hablar de “instinto de pertenencia”. Y todos podemos reconocer a posteriori cómo ese instinto nos ha condicionado. Pero eso de oír voces… literatura.

*Voy a intentar sistematizar un poco el mecanismo gracias al cual el lenguaje ilustrado se convierte en lenguaje identitario. Cómo un lenguaje cuya principal función es argumentar y transmitir información queda reducido a un instrumento para celebrar el Nosotros y confirmar nuestra pertenencia. En realidad no sé cómo lo hace, pero bueno, a ver cómo sale.

10 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Curiosamente, yo conozco un ejemplo del caso contrario. Alguien a quien su lucha contra ese Nosotros que le rodeaba en Euskadi le llevó a una actitud similar a la que quería combatir pero en el extremo opuesto. Fue cuando se fue a vivir a Salamanca que empezó a ejercer como individuo, quizás porque allí esa rebeldía de pertenecer al Nosotros que la mayoría de los que otrora le rodeaban odiaban (o hacían como que odiaban) ya no ejercía ningún efecto.

July 7, 2011 at 10:00 AM  
Blogger Elefante de Guerra said...

Estimado Benjamingrullo, tengo que decirle unas cosas.
a) Que su entrada me ha hecho santiguarme con frenesí: ¿Qué hace con esos compañeros de frase la muy humilde (en su soberbia) e inquebrantable Filología?
b) ¡Explique, por favor, de dónde sale el menosprecio con que emplea "literatura"! (b1: La literatura es conocimiento; b2: como española, formo orgullosa parte de una comunidad lingüística multimillonaria que ha sido capaz de producir una literatura universal. ¡Atemos cabos ilustrados!).
c) Ese "oír voces" por el que usted atinadamente traduce la evocación de "voces ancestrales", forma parte de la caricatura del psicótico, un tipo con una terrible carga de razones y al que todo le encaja. ("Ajá, por eso el camionero tocaba la bocina mientras Mari Puri ponía la lavadora...", ergo "Euskadi ta Askatasuna").
(c.c.) Me he ido a la locura ardiente que nos deja boquiabiertos, sé que lo que le fascina (y a mí también) es la tibia cobardía del mimetismo masivo.
e) Aunque no estoy segura de a qué se refiere exactamente con "lenguaje ilustrado", le sugiero para sus discurrires que considere "falacia" y todo el mogollón de formas y apariencias de la falsedad razonada.

(Ya sé que e) era d, es por chulería).

July 8, 2011 at 3:49 PM  
Blogger Elefante de Guerra said...

Ah, y que ha estado usted muy genial con sus Plenchias y Garchías: ve, la grafía, medicina de la de ellos, una cosa tan insustancial, pero qué bien revela aquí el estúpido chichipochismo lingüístico. Más (jopé, que no me canso): a mí el cambio me gusta siempre (el movimiento es glorioso, ¡más marchaaa!), y para bien, un horror de admiración. Lo digo por los jubiletas que dice usted que se transforman, no lo haía pensado nunca así. Mis respetos a todos los Aguirres y O'brianes capaces de evolucionar.

July 8, 2011 at 4:27 PM  
Blogger benjamingrullo said...

Igual, Carraspito, es porque en Salamanca no existe esa presión colectivista que existe en el País Vasco. Aquí el dominio de lo social sobre lo individual es casi absoluto. Vivimos en un paraiso colectivista donde existe un comunitarismo seductor y tan obligatorio que hace que el individualismo más que esteril sea imposible.

*Qué bien, Elefanta, así podemos discutir. Vale acepto el calificativo de Soberbia para la filología, pero me da que en un sentido diferente al que usted utiliza. Luego preciso, y también lo de “literatura”.

July 12, 2011 at 2:43 AM  
Anonymous Anonymous said...

Sí, bueno, por eso lo decía, porque en Salamanca la pose de cuasi neonazi ultranacionalista españolazo creo que tendría la misma repercusión que la de perroflauta ultranacionalista periférico: ninguna, aparte de indiferencia.

July 12, 2011 at 10:30 AM  
Blogger benjamingrullo said...

Pues sí, Elefanta, creo que la filología se presta a las interpretaciones esotéricas y tiene mucho que ver con la lectura de las líneas de la mano. Cuando un filólogo coge una palabra y se pone a desmenuzarla es bastante probable que uno pueda aprender más del retorcido cabledado de esa cabeza que de la evolución real de la palabra. Por ejemplo, hay un tipo que utiliza la filología de forma particularmente creativa. Jorge María Ribero-Meneses, es un crack. Su imaginación no tiene límites, en ningún sentido, ni en el del ridículo. Agarra una palabra y se deja inspirar por ella (para mí que se la fuma). Así ha descubierto que la Atlántida está enfrente de Ribadesella, más o menos. Pero no es el único. Los hay a patadas que la utilizan para justificar esencias, hechos diferenciales e incluso “diferentes modos de pensar”. Una expresión que no dice nada y es un esoterismo característico del irracionalismo del siglo XX.

Hay filólogos que se chalan. Especialmente los filólogos de lenguas en proceso de normalización. Se chalan siguiendo la propia lógica profesional del filólogo romántico. ¿Hay alguno que no lo sea? De acuerdo al dogma romántico la lengua refleja el alma del un pueblo. Y el filólogo romántico, por fuerza, se tiene que sentir un poco como la encarnación del alma vasca, su creador, porque es él quien crea el lenguaje desde arriba y no el que se limita a sancionar las creaciones espontáneas del pueblo. En realidad no son filólogos, se tienen que sentir artistas, demiurgos. Tal vez por eso se les pone esa expresión, como que levitan. Así que esa lengua no refleja el alma de un pueblo, lo que refleja es la creatividad de cuatro enchufados que crean el lenguaje desde arriba. Visto lo visto - Carod es filólogo, Tontxu Rodriguez creo que también - esta sensación no hay cabeza que la resista. Es normal que se chalen.

Aunque, dicho todo esto, también es verdad que uno de mis libros favoritos es LTI - Apuntes de un filólogo - Victor Klemperer.

July 12, 2011 at 10:56 AM  
Blogger benjamingrullo said...

He utlizado la palabra “literatura” en sentido peyorativo, como sinónimo de artificio estético, sobrecargado e impreciso. No es una idea propia, he visto ese uso más de una vez. También la palabra poesía se suele utlilizar como sinónimo de palabrería hueca.

Elefanta, a mí también me flipa la gente que no deja de evolucionar. Siempre me viene a la mente un señor que conocí. El hombre estaba empezando a estudiar guión de cine. Decía que quería reciclarse y cambiar de aires. Se pasaba todo el rato hablándote de sus proyectos y de otras cosas que quería aprender "pero, más adelante" Entonces tenía 82 años.


A mí lo que me interesa, Carraspito, es saber cómo nos ha afectado a todos esa presión identitaria que existe en el País Vasco y que no existe en otros lugares. Cómo ha afectado a nuestras vidas, las ha enriquecido o empobrecido, las relaciones con los demás… etc También cómo ha afectado a nuestra moralidad y cómo vamos a ver todo lo que aquí ha ocurrido cuando seamos viejitos y nuestro vergonzoso papel en este asunto.

Un abrazo a los dos.

July 12, 2011 at 11:07 AM  
Blogger Elefante de Guerra said...

Estimado Benjamingrullo:
(¡Las sales, las saaales!) No crea, que yo ya sé que me pongo supermonjil e incluso monja alférez cuando me mientan la filo y me soplan a la lite. Y créame que sé de sobra de qué habla. Pero como se me está hincando la toca en el espíritu de contestación, le diré que sus evocaciones me han hecho acordarme de una vez que viajaba en un autobús, el autobús entraba en un pueblo de otra región, con muchas banderas de España en los balcones (Mundial de fútbol, 2010) y unas jóvenes vitorianas comentaban: "sí, es que los de X son muy fachas". Se lo digo para tocarle un poco las narices, porque que me cite a esos tipos se parece bastante a identificar la bandera española con Franco, quien, ciertamente, amaba la bandera. No está bien juzgar un saber a partir de los gilipollas que se ponen a decir que lo poseen.
Usted se refiere a la etimología, Voltaire decía de ella que es "la ciencia en la que las vocales nada son y las consonantes muy poca cosa", allí donde se puede decir uno y lo contrario, que da lo mismo. Pero eso dejó de ser cierto hace bastante, y la filología no es solo etimología o prehistoria lingüística. Es verdad que la nueva debe mucho al romanticismo historicista, pero es sobre todo su faceta empírica y laboriosa, aquella que siempre decepciona a la fantasía exaltada. La antigua filología es la actual lingüística, pero no en su vertiente más abstracta o formal, sino en la de las lenguas históricas realizadas. En realidad, "filología" es una forma breve y cómoda, también un poco nostálgica y tal vez rancia, de nombrar un montón de saberes alrededor de los textos (eso que somos). Desde el análisis del discurso nazi de Kemplerer (que no he leído, pero puedo reconocer como obra propia de un filologo) a la valoración del Códice Calixtino recién mangado. Jon Juaristi (¡filólogooo!) escribió el domingo en ABC un gran artículo sobre Europa y el Códice Calixtino, y también sobre lo que importa y lo que no. Desde luego, la filología si es ciencia de algo lo es de lo inútil. A mucha honra. Le pongo una cita de G. Steiner:
"En medio de la atrocidad y de la indiferencia de la historia, un puñado de hombres y mujeres ha estado creativamente poseído por el irresistible esplendor de lo inútil (el daímòn socrático). En ello reside la eminente dignidad, la magnificencia de nuestra brutal especie." (Errata. El examen de una vida, Madrid: Siruela [Errata. An Examined life, 1997, trad. de C. Martínez Muñoz.], 1998: 144.

Vale, tal vez Steiner se refiere a una familia más amplia y enriquecida que no se compone solo de filólogos hoplitas; el contexto que evoca es el siglo XX de los campos exterminio: una ingeniería, como la "normalización", que no tiene nada, pero que nada ver con la filología (los inútiles sí, los normalizadores, no). Nuestros artífices de experimentos colectivos no son filólogos, son ingenieros. Pero con los ingenieros no se mete nadie. (Por si anda escaso de pesadillas, imagínese un planeta de ingenieros).
Y ayer leí el impresionante artículo "Breve historia de una saga sabinista" (me lo llevo, elefanta molinera, a la acequia de la filología), escrito con el enorme talento de Juaristi. Talento personal aparte, a mí me parece un ejemplo bastante bueno de alguien criado al amor de la palabra y del texto. Le diré más (sí, a punto de levitar, y con todas las tocas revueltas), lo que yo creo es que la filología es una ética.

July 13, 2011 at 4:46 AM  
Blogger Elefante de Guerra said...

Me quito la toca para arrimarle el concepto que subyace a su crítica: la falacia etimológica que pretende que la verdad del significado de las palabras está en su origen. Tiene dos partes, la más evidente es el anacronismo de creer que el significado de una palabra no son sus valores de sentido más o menos consagrados por los usos sociales, sino su origen. La otra parte es la suposición infiltrada de que hay en alguna parte un significado verdadero, es decir, una esencia de las cosas. Por alguna razón, la falacia etimológica subsiste en suspensión en la mentalidad contemporánea y, desasida de razones, se la ve revolotear aquí y allá, casi todo el mundo incurre en ella de vez en cuando. La razón es que está históricamente atada a la creencia, que en otra época fue tesis razonada, de que las lenguas tienen un origen divino y que lo de después es todo degradación. La proyección de la falacia desde las palabras aisladas a las lenguas completas tiene más miga social: los idiomas no valen por lo que son (pensemos, por ejemplo, en una variedad lingüística empleada en contextos familiares por unas pocas decenas de miles de hablantes rurales, sin textos, pensamiento ni literatura de verdadero interés), sino, en perspectiva etimológica, por lo que nos aproximan a Dios (esa variedad que me invento podría ser "el superviviente de un continente lingüístico sumergido": ¿quién no querría hablar como un superviviente del diluvio universal?).

July 15, 2011 at 3:31 AM  
Blogger navarth said...

¡Qué casualidad! Acabo de volver de viaje y me he leído el libro. Lo recomendó Ben Gunn, que es una pena que no ya aparezca porque es un tipo muy brillante.

Y lo has clavado. El propio Cruise O’Brien se enreda cuando le da al fenómeno una denominación tan poética y emocionante. Eso de “oír las voces ancestrales” contribuye a dignificar un mecanismo, o un conjunto de mecanismos sicológicos, que no sólo son primitivos, sino realmente abyectos.

Y, una vez más de acuerdo: es desolador leer la descripción del “proceso de paz” (hasta el nombre coincide) irlandés entre 1980 y 1985, y comprobar las coincidencias con lo de aquí. Por ejemplo: “el anhelo general hacia el fin de la violencia se ha convertido en el principal activo del IRA”. “Cuanto más anhelas la paz, más dependiente te vuelves de los violentos, que son los únicos que pueden proporcionarte lo que suplicas”

Me ha venido muy bien tu entrada, porque pensaba escribir algo sobre el asunto, y ahora lo que haré es venir por aquí. Un abrazo.

July 17, 2011 at 10:26 AM  

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