Casi una Sinopsis
JEDWABNE
Hay un libro interesante sobre las transformaciones sociales. Se llama “Vecinos – Jan T. Gross”. Cuenta como, en un tiempo record, los acontecimientos de la segunda guerra mundial hicieron que muchos pueblos polacos pasaran a ser soviéticos (pacto Ribbentrop-Molotov de reparto de Polonia), luego nazis, (Operación Barbarroja) y de nuevo soviéticos (contraataque). Vamos, que allí donde nosotros tuvimos una transición ellos tuvieron 3 y en condiciones bastante más dramáticas. El libro no sistematiza muy bien lo que cuenta porque hace más hincapié en el drama judío que en las motivaciones de los “gentiles”, pero aún así se puede leer entrelíneas y extraer unas reglas de la fisiología de las conversiones colectivas en una estructura social piramidal. O sea de cómo una sociedad con una determinada estructura se modifica radicalmente a sí misma en tales circunstancias y cómo lo hace para que todo siga igual, para que la jerarquía social siga siendo exactamente la misma.
La primera conversión fue sencilla, los poderes fácticos del pueblo, para continuar siéndolo, se hicieron soviéticos. Los primeros en modificar su apariencia ideológica fueron los que más tenían que perder, los más interesados en que todo siguiese igual. Cambias unas frases hechas, modificas el audio que te acompaña por palabrería comunista, te pones un pin, llamas camarada a todo el mundo, le pones un poco de pasión a esta comedia y hala.
La segunda conversión, cuando los nazis tomaron el pueblo fue algo más exigente. Las mismas personas ahora tenían que hacerse perdonar su militancia comunista. Tampoco es muy complicado, “no hemos tenido más remedio, bla bla bla”… pero como no les pareció suficiente, para epatar más con los nazis y asegurarse no sólo su supervivencia, sino su posición, decidieron linchar, el viejo truco, a los designados como chivos expiatorios por los nazis: los judíos. Los metieron en un granero y los quemaron vivos. 1700 muertos. Todo para convencer a los nazis de su propio nazismo y hacerse perdonar su reciente comunismo. Extraña forma de penitencia en cuerpo ajeno. Muy habitual, por otra parte.
Una vez tomado el pueblo de nuevo por las tropas soviéticas, la tercera conversión tampoco les resultó muy complicada. Vuelta al pin con la estrella roja, al camarada de rigor y a la liturgia comunista. Más pasión y más convencimiento en la exteriorización de los nuevos marcadores identitarios. Matas unos cuantos alemanes en retirada para convencer a los nuevos poderosos de tu fe comunista y ya está. Misión cumplida.
Por eso, cuando en 1956 las autoridades de la Polonia comunista decidieron enjuiciar los hechos se encontraron con que todos los responsables del pogromo eran los más convencidos miembros del Partido Comunista. Por supuesto.
Lo asombroso es que, a lo largo de toda la secuencia, la estructura social del pueblo no varió un ápice. Especialmente los poderes fácticos, el sector público y los que contrataban con la administración pública. O sea, los más parásitos y comodones. Hubo gente que no perdió su dignidad. Pero no fueron, desde luego, los poderosos. Empresarios liberales que sí perdieron sus ingresos y su posición social. Gentes humildes sí protegieron a los judíos y pagaron con su vida. Pero el armazón social permaneció inamovible. Todo ello daría lugar a una farsa negra y extraordinaria, en la que los personajes no evolucionan mas que en apariencia, o sea en su disfraz ideológico.
Es gracioso ver cómo la exteriorización de un anticomunismo visceral sirvió a los comunistas para permanecer en sus puestos de poder. Como luego el antinazismo sirvió a los mismos que hasta entonces habían sido nazis para hacerse perdonar y ser tomados por comunistas. Igual que ahora el antifranquismo sirve a los franquistas en esta transición apañola, más casera, más miserable. Más nuestra.
La verdad es que los franquistas lo tienen todo atado y bien atado con el antifranquismo. No deja de tener su punto.
3 Comments:
Hola, Benjamin. Por si no lo viste, y te interesara, te dejo aquí unos enlaces que llevan a una entrevista, en tres partes, a Hannah Arendt.
La copié del NJ y me parece una joya, y eso que de filosofía no entiendo nada, pero la política sí me gusta. Me acordé de ti en algunas cosas que dice. Hablando del "nosotros", por ejemplo. Ese nosotros se refiere a los judíos. O sea que, fue hasta la cocina.
Un abrazo.
http://www.youtube.com/watch?v=pfFwIuTckWw&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=WrwjBrw-AOQ&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=AXB5zxK_Hgk&feature=related
Benjamingrullo:
le leo en Santiago González, siempre con placer, en el post a la 1:53 PM eso de "Falangismo de manual y de Sabino".
Azaña: "Yo confío más en el pueblo sencillo e ingenuo, en esos hombres modestos que vienen pie desde sus pueblos; no confío en el técnico ni en el intelectual". Leído en "La revolución española" de Clara Campoamor.
Muchas gracias Julia. Los veré sin falta.
Gracias también, Brazil. Ya ves, mi blog no lo leo ni yo. Lo uso de almacén. No conocía esa frase de Azaña. Tiene muchas interpretaciones y es algo peligrosa esa "idealización del hombre sencillo".
Un abrazo a las dos
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