Mi tía Amagoia
Estábamos el otro día paseando con mi tía por la playa de Gorliz. Como íbamos con niños que, hablen lo que hablen, todos se acercan a explorarse unos a otros, nos veíamos en la obligación de socializar. Así en cuanto detectaba algún signo euskaldun como el nombre de la nena, mi tía comenzaba sus indagaciones sociales y su exhibición. Con su perfecto euskera conversaba con padres y críos en la medida en que lo veía factible. Y así íbamos por la playa deteniéndonos aquí y allá. Después de unos cuantos encuentros, mi tía fruncía el ceño hundida en tristes reflexiones. De vez en cuando, como para sí, un gesto de “Esto es una pena”.
Mi tía Amagoia siempre estira el euskera de la gente para probarlo. Apura las expresiones y complica su euskera a propósito hablando cada vez más rápido y exagerando su guturalidad, con la sola intención de hacerle la prueba del algodón étnico a su interlocutor. No piensen que lo hace porque encuentre algún mezquino placer de abochornar a la contraparte, porque en cuanto llega al momento que está ha de reconocer abiertamente que no la entiende, que ella aprendió cuando ya era mayor, que en realidad sus padres son vecinos de Pachipuchi en Quintanar de la Sierra, en serio, mi tía se decepciona. Y siempre, salvo en contadas ocasiones, cuando detecta arrogancia en el impostor, se detiene antes del desenmascaramiento para evitarle el bochorno a su interlocutor, la tremenda vergüenza de reconocer que es español y asimilado. Mi tía no es tan cruel como para llamar cojo a un cojo, sidoso a un sidoso o español a un español. Y menos aún sabiendo lo que los apañoles piensan de sí mismos. Mi tía es una persona muy bien educada y muy respetuosa con las vergüenzas de los demás. Ella en realidad está buscando a los pocos, los últimos que son como ella.
Al regresar a la toalla se habían situado junto a nosotros una madre y su hija pequeña. La madre se dirigía a su hija en euskera y mi tía siguió con su tarea. Comenzó a conversar con la cría, luego con la madre, se la veía encantada. Ambas la madre y mi tía, aunque no se conocían de nada, se lanzaban mutuas señales de reconocimiento. Aunque fue mi tía la que inició el juego social, era sencillo ver cómo se exploraban, cómo cada una ponía a prueba el euskera de la otra acudiendo cada vez más a antiquismos vizcainos. Poco a poco con exquisita prudencia. Al final cuando ya sabían perfectamente quién era la una y la otra y no había necesidad de más tiras y aflojas, terminaron presentándose y charlando en … perfecto español. Total, todo estaba ya claro. Aunque también con algún casticismo del dialecto perdido de vizcaya que nadie parece reivindicar. Magníficas palabras como Chirene, sinsorgo, chisgarabís, potolo, lolitos que aunque Batuke desprecie con toda la razón, a mí me producen una profunda nostalgia.
Mi tía regreso por fin a la toalla, no cabía en sí de gozo, y mientras se sentaba dijo para sí misma: “Esto es euskera.”
Por fin había encontrado a un “uno de los nuestros” de su categoría, una nacionalista de clase 1. No se equivoquen, mi tía no es racista. Para ella esto no es cuestión de raza sino de especie. No es sólo elitismo, es algo más, viene a ser como si un dinosaurio se encontrase con otro dinosaurio en un entorno post-apocalíptico. Mi tía derrocha un elitismo cerrado y soberbio capaz de hacer de menos a un lord inglés. Ella es especial, de una especie diferente (No se crean que esto es una barbaridad, hace bien poco leí en el FNAC la contraportada de un libro de esos que fascinan a los españolitos que aseguraba que los vascos éramos los últimos cromañones en un entorno de neandertales, o al revés. El libro en cuestión estaba apilado en un lugar privilegiado de la librería, por lo que deduje que los vendedores, buenos conocedores de las debilidades de su público, estaban seguros de su éxito). En fin, que mi tía Amagoia pertenece a ese cogollito nacionalista en el que ningún advenedizo español conseguirá nunca entrar por muchas volteretas étnicas que esté dispuesto a dar. Lo digo para que se ahorren el curro porque siempre tendrán el sambenito de su hispanidad por mucho que la laceren y mortifiquen. (Hola Pachipuchi)
Hay que decir que mi tía todo esto lo hace por puro instinto. Le sale solo. Es de un nacionalismo respingón absolutamente entrañable, de una inmoralidad encantadora, casi congénita. También hay que decir en defensa de mi tía que es una persona estupenda y buena como la que más. Y que a la hora de la verdad cuando todo el mundo falla, ella está ahí siempre, cueste lo que cueste. Pero está claro que todos tenemos nuestro chichiposo.
Al atardecer la señora se levantó, plegó la hamaca y le lanzó un gesto de despedida a mí tía. Corto, casi imperceptible al que ella respondió del mismo modo. Sin aspavientos hispanos. Y mi tía dijo para sí, ¡Qué señora!
Para mi tía y los suyos con esto estaba todo explicado.
4 Comments:
¡Coño! ¿La palabra "sinsorgo" es de origen vasco? Bueno, ya me acabo de contestar yo en la web de la RAE, viene del vocablo vasco "zenzurgue", y es característico también de Álava y, curiosamente, Murcia. Yo que creía que era algo de León y por eso lo usaban mucho en mi casa...
No he descubierto cómo ponerme de seguidor tuyo, pero lo habría hecho encantado porque sabes escribir, : )
Yo soy español hasta la médula, por cierto, porque puesto a ser lo quiero ser todo, y de lo mejor. Y no quiero renunciar a mi familia santanderina (por parte de madre) o gallega (por parte de padre). Yo nací en Galicia, pero desde los dos meses viví en Madrid. Me casé con una medio andaluza, vivo en Andalucía ahora y tengo dos hijos gaditas.... ¿Tú de donde crees que me siento? Como diría un bilbaino, si le empujas: "de dónde me sale de los cojones".
No creo en lo que defendía Hitler de una raza (especie) aria. Y tampoco me creo las chorradas del RH. A estas alturas de la película, los europeos (incluidos los galos irreductibles de Astérix, y los pelotari de Guecho) somos una mezcla de todo.
Hazme una visita. Http://rafarrojas-lanadaylafuga.blogspot.com
Y mientras te meto en favoritos, para leerte tranquilo
(por cierto, de mis autores favoritos: Baroja, un vasco decidido y valiente)
La RAE dice que viene del vascuence, pero si buscamos "sinsorgo" o "zenzurgue" en un diccionario de euskera no encontramos nada parecido.
http://www.euskara.euskadi.net/r59-15172x/eu/hizt_el/index.asp
sinsorgo. -a
ADIERAK
adj./s.
lerdo, txotxolo, memelo, kokolo
Tu discurso es lamentable, bochornoso. Me avergüenzas.
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