Casualidades.
“Abuelito dime tú,
qué sonidos son los que oigo yo.”
Ayer me encontré en un libro sobre narrativa infantil un brillante análisis sobre Heidi. Heidi representa la inocencia y las bondades del estado natural, la comunión con la naturaleza y lo maravillosa que es la sencilla vida de campo. En contraste su amiga Clara es rica pero está desarraigada, vive en una pérfida ciudad, alienada de su verdadera identidad rural, la auténtica y única de todos los seres humanos. Metáfora de su incapacidad para comprender las bondades del estado natural es su parálisis. Clara está en silla de ruedas. Consigue andar cuando finalmente se pone en sintonía con el espíritu campestre de Heidi. Ioleroleroiuleroiuiu… De las 400 páginas del libro sólo leí ese párrafo. Puro azar. Por la tarde me fui a ver Avatar. El que la haya visto sabe de qué hablo.
Es lo que tiene Avatar, un simbolismo de diseño, artificioso, prefabricado, superficial, nada inconsciente. Narrativamente hablando no hay en absoluto nada nuevo. Incluso la escena de amor decepciona. Y yo que creí que iban a hacer algunas cochinadas interesantes con el órgano ese del “vínculo”. Ni eso. Sólo un extraordinario espectáculo visual. Que no es poco. Ni suficiente.
Labels: cine
1 Comments:
Impresionante. Un post entero (cortito, eso sí) en el que no hablas de tu tema fetiche, tu debilidad, tu talón de Aquiles. O al igual es que el cortito soy yo y no he sabido leer entre líneas.
Interesante tu blog, más que nada porque escribes bastante bien y derrochas hiel, que siempre es divertido. Aunque en mi humilde opinión, deberías utilizar tu talento para diversificar los temas sobre los que escribes. Y actualizar más a menudo.
Un saludo.
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