Apariencia vasca, esencia española
Apariencia vasca, esencia española
11.09.07 @ 15:25:40. Archivado en Sobre el autor
El apañol en el País Vasco es una negación. No es un vasco, sino una continua negación de lo que de español hay en él. Es un no-hombre. Un vascoberri. Un patxi lopez (las minúsculas están justificadas).
El hombre para serlo ha de estar en armonía con el espacio, sí, pero también con el tiempo, con su pasado. Por eso el apañol no es un hombre, no está en armonía con el tiempo, con su tiempo pasado. Vuestra identidad es una impostura porque no asumís vuestro origen y hasta os avergonzáis de él.
Lo peor de todo es que los nacionalistas no sólo han conseguido crear en vosotros un sentimiento de inferioridad, sino una patología mucho más profunda, un sentimiento de inexistencia.
El español en el País Vasco es el resultado de una serie de aberraciones étnicas. El español que quiere convertirse en vasco es un miserable, una aberración que no se acepta a sí mismo. Mientras hay vascos que despreciamos el ombliguismo vasco, el español envidia este narcisismo.
Los apañoles estáis étnicamente subyugados. Y en esto existe una doble responsabilidad. Por un lado es responsable quien se dice de si mismo superior, el nacionalista, pero por otro es más responsable el que admite esta superioridad: el apañol acomplejado. Si yo digo “esta tierra es mía y aquí mando yo.” para ver si cuela y el españolito asiente y baja la cabeza, seguiré eternamente con un truco tan eficaz ante los pusilánimes.
A los ojos del nacionalista, el español carece de capacidad de resistencia a sus chantajes. Sois marionetas en sus manos. En el fondo se descojonan. Los nacionalistas vascos están asombrados de los resultados de su propia estrategia. Jamás creyeron que iban a llegar tan lejos. Jamás creyeron que Rubalkaba se fuese a poner una K en su apellido ni que Txema Montero dirigiría la publicación de la fundación Sabino Arana. Se parten el culo. Y no es para menos. Basta observar a más de uno comportarse como una caricatura, el prototipo de vasco que ellos creen que son. Tanta vasquidad ostentosa en los hijos de emigrantes recién llegados es, como poco, chocante.
En el inconsciente colectivo español se tienen a sí mismos como sucios, impuros, vagos… el mal: lo español, lo inmoral. Os han metido esta idea en la cabeza y luego os han hecho prisioneros de ella. Los nacionalistas han conseguido que a tus ojos españoles, lo vasco sea la virtud y lo español el pecado. Cuando consiguen que tú mismo te veas como enfermo, como sucio, como portador de algo reprimible sólo queda una solución: deshacerte de tu origen, de ti mismo, e inventarte un nuevo origen. Un nuevo ser en el que nunca encajarás. Porque se trata de eso. Tu equilibrio, tu personalidad quedan destruidos. Tu hispanidad quedará dormida en el inconsciente. Y en el fondo siempre te considerarás un ciudadano de segunda categoría que tiene que sobredimensionar su fidelidad al que decide qué es lo vasco. Te convierten en su instrumento. En ocasiones hasta de matar. Ahí está un tal De Juana Chaos con sus 25 muertes para ganarse una vasquidad imposible.
Pero ¿no ves la lógica tramposa que te han incrustado en tus sesos y que tan sumisamente has aceptado? Con esa lógica siempre pensarás contra ti mismo, siempre te sentirás culpable y serás manipulable. Con esa escala de valores no queda otra cosa que la negación de ti mismo, la continua vergüenza por ser lo que eres.
Para el nacionalista que tú seas español o chino le da igual. Jamás te aceptará. Pero para él es importante que tú le creas, que creas que para conseguir la virtud étnica, es esencial que lo que hay de español en ti desaparezca de tu conciencia. Porque así se te manipula. Te manipulas tú solito porque tendrás que mantener un constante combate contigo mismo, con tu origen. Pero eres tú el idiota que has aceptado ser un problema.
Se te ha acomplejado. Y reconócelo ha sido fácil. Demasiado fácil.
Sois tan entrañables cuando os cambiáis los apellidos, los nombres, os anilláis las orejas. Pero nunca os aceptarán. Porque si os aceptarán os sentiríais iguales, y entonces el truco dejaría de funcionar. Se trata precisamente de teneros siempre con la lengua fuera, tras una zanahoria imposible, lo que los nacionalistas deciden en cada momento en qué consiste “lo vasco”.
Así os mantienen en continuos ejercicios espirituales étnicos. Se trata de que admitáis la sumisión a los usos sociales que ellos deciden, y admitiendo esto, admitís la jerarquía social implícita.
El español debe de dejar de mirar a lo vasco como modelo y mirar a lo universal. Para construir una hispanidad democrática, carente de valores étnicos, pero sois incapaces. Incapaz de defenderte a ti mismo te empeñas en personificar a otros, en disfrazarte, en ocultarte, en ser lo que no eres. Es imposible que se conviertan en vascos y sus esfuerzos diarios sólo les traerán frustración, sumisión e infelicidad. En cambio, en lo universal podrá aceptar lo que de español hay en él sin complejos. Sólo será completo en lo universal. Donde nos encontraremos todos. En lo universal tu hispanidad no es un problema, no es un estigma, no es un trauma vergonzante. Sólo en lo universal tu esencia hispana es aceptada.
Sin tu pasado español, sin tu memoria jamás podrás ser feliz porque tu humanidad, sin esa parte de ti, jamás estará completa. Te has castrado, te has amputado tú solito tu hispanidad y tu humanidad.
(Fin de la 2ª parte, fin de la 2ª parte y ahora viene la 3ª que es la más interesante)
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