¿Están locos estos apañoles?
Aquí se aplicó un programa de adoctrinamiento intensivo en base a 2 pilares, por un lado una ideología totalista repleta de tautologías, que sólo encierran una trampa argumental para reducir el mundo a Nosotros o Ellos, con un reproche permanente para avasallar al emigrante con culpa. Sobre todo esto último. Ya ven, exactamente la misma estrategia de crear remordimientos artificiales que practica la iglesia.
Y un juego litúrgico, una estética, una apariencia.
Y todos fuimos, más o menos, vulnerables a la influencia del entorno.
Los dos elementos característicos de una secta política. Un culto destructivo cuya función es socavar deliberadamente la forma democrática de la sociedad y jerarquizarla. Una forma teocrática - más bien etnocrática - de gobierno para boicotear la democracia.
Se creo una inmensa secta, en base a un producto ideológico bastante simple y una pertenencia regida por criterios estéticos y superficiales. Y los españoles se pusieron a aplicarlos con la lengua fuera. Comenzó una carrera ridícula. En Algorta los más borrokas eran de Asturias y Logroño. Y discutías con los españoles reciclados en nacionalistas y cuando les daba el yuyu te llamaban españolazo y te imprecaban en euskera. Y tú te decías ¡Están locos estos apañoles?
Creo que muchos detectaron el cambio de actitud de los apañoles.
El éxito o el fracaso en la vida dependían de una simple liturgia: la exteriorización de los ritos nacionalistas. (Que bonito es esto de hablar en pretérito como si la farsa hubiese terminado) Había que sobreactuar y exponerlos para reconocerse como “Uno de los nuestros”, con todos esos manierismos que tienen para identificarse entre ellos. Y ya estaba.
La gente enseguida aprendió que para socializar había que seguir estos ritos y repetir unas frases hechas. Se empezó a socializar utilizando el nacionalismo. Y los emigrantes españoles fueron los primeros en apuntarse al batzoki. Y empezaron a decir ¡Ay ene! Y a votar al partido de toda la vida, el de aquí. ¡Como ellos!
Se engancharon a la mentalidad del grupo a través de un entorno muy rígido y controlado por los nacionalistas. La presión psicológica a través del entorno social afectó al pensamiento hasta anularlo. Un sistema hecho para desbaratar la identidad del individuo (creencias, comportamiento, forma de pensar y emociones) y reemplazarla por una nueva, por una identidad colectiva fabricada en un laboratorio jesuita.
He detectado miles de veces este cambio de personalidad a partir de detalles estéticos. Un tipo empieza a decir Aita renunciando a la forma en la que él se dirigía a su padre. Y desde el momento que acepta semejante intromisión en su individualidad con la única intención de gregarizar, de someterse a las formas del grupo, aceptará también otros eslóganes para lo mismo. Lo crean o no, Independentzia, amnistía osoa y aita van en el mismo paquete. En el paquete del no pensamiento, en el del gregarismo, de la uniformidad. No se rían. Es así como ocurre.
Todos aceptamos que la simple picadura de un mosquito te pueda contagiar la malaria pero no nos creemos que un simple uso social nos pueda despersonalizar hasta el punto de robarnos la voluntad, pero es así.
El pensamiento grupal es la plaga de nuestra Era, un virus que lo impregna todo, capaz de desindividualizar a cualquiera. Lo gracioso es que nos roban el alma con una chorrada. En serio, las murallas de la personalidad no se asaltan de frente, sino a través del laberinto de los usos sociales.
1 Comments:
Así, lo de los "borrokas" es algo parecido a lo de la selección española, ¿no?
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